• Arcillas

    Los suelos arcillosos se caracterizan por tener la capacidad de retener los nutrientes y el agua de una forma óptima. En este tipo de suelo se obtienen vinos elegantes, con estructura, con sabores muy definidos y colores profundos, pero con una graduación alcohólica no muy alta y con una notable presencia de taninos.

  • Pedregosos

    Por su textura, son los suelos más indicados para el cultivo de la vid, ya que facilitan la permeabilidad y el drenaje de las viñas. Otra característica beneficiosa es que el color claro de los cantos refleja la luz del sol, por lo que ayuda a regular la temperatura de la planta.
    Nuestra finca de Cornudella cuenta con un suelo aluvial, donde el agua procede de un torrente.

  • Calizos

    Los suelos calizos son aquellos cuya principal materia es la caliza, una roca sedimentaria compuesta en su mayoría por carbonato de calcio, aunque también contiene trazos de arcilla o cuarzo, por ejemplo. Estos suelos son muy fáciles de distinguir gracias a su color marrón y a su presencia a simple vista de las piedras. Su principal característica es que conservan mucho la humedad y, por ello, dan como resultado vinos con un alto contenido alcohólico y una baja acidez.

Cuidado, esfuerzo, cariño. Cada una de estas palabras podrían estar incluidas en la definición de cómo respetamos a la vid, al menos en la definición que tiene para nosotros en la bodega.

Encaramados a las faldas del Montsant, nuestros viñedos están rodeados por bosques mediterráneos, pequeños riachuelos fluyen ladera abajo y el sol calienta el terroir. El Priorat es conocido por sus excelentes garnachas y cariñenas, las cuales mimamos a lo largo del año para fermentar nuestros mostos.